Opciones frente al melasma

Entendemos el tratamiento del melasma como una pirámide, en la cual es imprescindible sentar las bases sobre las cuales realizaremos la escalada con mayor porcentaje de éxito.

  1. Identificar desencadenantes y retirarlos (si posible): valorar la suspensión de tratamiento anticonceptivo u otras terapias relacionadas
  2. Fotoprotección estricta: cobertura frente a radiación ultravioleta A, B y luz visible (pantallas de ordenador, tablets, etc)
  3. Fórmulas magistrales: en ellas asociamos activos que controlan las diferentes alteraciones de la piel expuestas con anterioridad. Es habitual emplear un retinoide ( exfoliación de capas superficiales, recuperación funcional de la piel y vehiculización del resto de activos), activos despigmentantes y antiinflamatorios
  4. Despigmentantes orales
  5. Terapias físicas: a pesar de gozar de una buena fama entre los pacientes, los peelings y las fuentes de luz (láser, luz pulsada) se reservan para casos refractarios a las actuaciones anteriores. De recurrir a ellas, pueden ser de utilidad para corregir las alteraciones estructurales de la piel (láser fraccionado no ablativo), disminuir el componente vascular (luz pulsada) y potenciar la eliminación de melanina (láseres de pigmento). Estas terapias han de emplearse con cautela, siempre por operadores con experiencia en el tratamiento integral del melasma.  

A pesar de obtener un óptimo grado de aclaramiento, la tasa de recurrencia es alta en la persona predispuesta. Por este motivo, la constancia en el mantenimiento de la fotoprotección y de las fórmulas despigmentantes (piedra angular) serán clave en el éxito a medio-largo plazo.

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